miércoles, 22 de octubre de 2014

Bastes, la diosa gato

Bastes (o Bast) es una diosa de la mitología egipcia que se identifica con la figura de los gatos. Muchas veces es representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato, o simplemente como un gato de cuerpo entero muy estilizado.

La misión de esta diosa es difusa, algunos piensan que  simboliza el hogar, la alegría, la armonía y felicidad. Otros piensan que se trataba de una deidad encargada de simbolizar el deseo sexual, de la luna la fertilidad la maternidad o las virtudes femeninas en general.

Su representación como gato no es casual, y es que la naturaleza del gato, o mas bien de las gatas, es de un animal de gran fertilidad, y una madre protectora con todos sus cachorros, ademas de ser animales nocturnos que se sienten cómodos con la oscuridad para cazar.

En el culto a la diosa, los sacerdotes escogían un gato el cual era adorado y venerado tratándolo como la mismísima encarnación de la diosa. Cada año, cuando la primavera se aproximaban, sus fieles celebran la fiesta de la embriaguez. en esta fiesta tenían lugar procesiones con imágenes de la diosa que se transportaban en una gran barca por todo el Nilo.

Cuando la comitiva llegaba a Bubastis (ciudad consagrada a la diosa) comenzaban una autentica fiesta llena de bebidas en la que todos terminaban perjudicados por el alcohol y las danzas. Muchos creen que estas fiestas terminaban con verdaderas orgías. Lo único que se pretendía era rendirle culto de manera que Bast se calmara y no sacara sus afiladas uñas.

Crees en los vampiros









Origen de los vampiros

El registro más antiguo que documenta la existencia de los vampiros es un vaso con el dibujo de un hombre luchando contra una extraña criatura que intenta succionar su sangre.

Más tarde, los mitos babilónicos incorporaron una extraña deidad que se alimentaba bebiendo la sangre de los niños: su nombre es Lilitu o "Lilith".

De acuerdo con los textos hebreos, Lilith fue la primera mujer de Adán, a diferencia de lo manifestado en el Antiguo Testamento bíblico. Debido a su torpeza, abandonó a su marido y se transformó en la Reina de los Demonios y de los espíritus malvados.

De acuerdo con la mitología azteca, la ofrenda de sangre de jóvenes víctimas a los dioses garantizaba la fertilidad de la Tierra. Pero, aunque éste sea otro antecedente, las clásicas historias de vampiros se originaron en la cuna de la civilización europea... Los antiguos griegos comenzaron su gesta.

Existen numerosos dioses bebedores de sangre en la mitología griega y romana, conocidos como Lamiae, Empusae y Striges. Sus nombres fueron históricamente vinculados con el de brujas, demonios y vampiros. Pero estos vampiros, aunque bebían sangre humana, eran sólo deidades y no “muertos vivos”. Se trataba de divinidades capaces de adquirir apariencia humana para poder seducir a sus víctimas.

Con el paso del tiempo y el aumento de popularidad del Cristianismo, el valor simbólico de la sangre se incrementó. La comunión del Espíritu Santo, que incluye beber el vino –símbolo de la sangre de Cristo– y comer el pan –alegoría de su cuerpo– hizo cobrar incomparable relevancia a este fluido vital. Además, durante el siglo XI las brujas y los médicos prescribían sangre de vírgenes para curar enfermedades.

BATA Y ANUBIS

Bata era el hermano pequeño de Anubis y vivía junto a este y su esposa como si fuera un hijo. Cooperaba en las tareas de la casa, de las tierras y los animales incansablemente junto a Anubis. 

Pero un día estando en el campo, Bata fue enviada por su hermano a la casa a recoger semillas para la siembra y al llegar la esposa de su hermano le hizo proposiciones nada honestas. Bata lleno de rabia le recordó, que ella era además de una madre para él, la esposa de su hermano y que olvidaría ese momento para que su hermano no sufriera. 

Al llegar la noche, Anubis entró en la casa y encontró a su mujer en la cama simulando haber sido golpeada y le contó que el causante de sus heridas había sido Bata enfadado porque ella se había negado a aceptar sus proposiciones. 

Anubis cogió un cuchillo y se dirigió a los establos con la intención de acabar con la vida de su hermano, que al darse cuenta de las intenciones de Anubis emprendió la huida. Mientras Anubis le perseguía, Bata consiguió que Ra escuchase su llamada y creó entre ambos un lago lleno de cocodrilos que hacía imposible que llegasen el uno al otro. A la mañana siguiente se sometieron al juicio de Ra, en el que Bata contó a su hermano lo que le había sucedido realmente con su esposa y le dijo que pensaba irse lejos de él, al valle de los cedros, donde se arrancaría el corazón y lo dejaría sobre una flor de cedro. Le dijo también que en algún momento, cuando el árbol se cortase, el moriría, y que si realmente le quería debería ir a recoger su corazón y meterlo en vaso de agua fresca para que pudiera resucitar y vengar el trato recibido. La señal sería una jarra de cerveza que se desbordaba. 

Bata se dirigió al valle de los cedros y Anubis volvió a su casa y asesinó a su mujer. 

En el valle de los cedros Bata construyó un bonito palacio al que llegó la Enéada, que sintiendo compasión por él, mandaron modelar a la mujer más bella del mundo para que fuese su esposa. 

La existencia de tan bella mujer llegó a oídos del faraón que mandó a buscarla para hacerla su esposa principal, la gran favorita del harén. La favorita contó al faraón quien era su esposo y también el secreto para destruirlo. Así el rey, envió a sus hombres a cortar el cedro que guardaba el corazón de Bata, y al instante, murió. 

Anubis, que había seguido con su vida, al llegar ese día a su casa, pidió una jarra de cerveza que al serle servida se desbordó. Recordando las palabras de su hermano, se puso en marcha al valle de los cedros donde lo encontró muerto. 

Buscó su corazón sin éxito durante años hasta que ya a punto de desistir lo encontró y siguiendo las instrucciones que le diera Bata consiguió resucitarlo. 

Ahora a Bata le tocaba vengar la traición de su esposa y se convirtió en un gran toro al que Anubis debía conducir a palacio. Todo salió según los planes y el faraón nada ver al toro quiso cambiárselo a Anubia por una importante cantidad de oro con la que regreso a su casa como había acordado con Bata. 

Una vez en palacio, BATA con forma de toro le hizo saber a la favorita que no estaba muerto y ella pidió al faraón que matase al toro. Al matarlo, dos gotas de su sangre hicieron crecer dos hermosas perseas junto a las puertas de palacio. BATA aún seguía con vida, esta vez, en forma de persea y al hacérselo saber a la favorita, esta volvió a pedir al faraón que cortase las perseas ya que quería acabar con él a toda costa y de nuevo el faraón consintió y las cortó. Esta vez, una astilla de las perseas al ser cortadas, se clavó en la favorita y esta quedó embarazada. Nadie lo sabía, pero el futuro bebe sería de nuevo BATA.

El faraón encantado con el pequeño varón lo nombró heredero del reino y al ser anciano y morir, el príncipe le sucedió e inmediatamente contó a sus consejeros todo lo que había sufrido a causa de la maldad de su mujer y esta fue castigada con la muerte.

Reinó durante treinta años y fue sucedido por ANUBIS a quien había nombrado príncipe heredero.